¿QUÉ ES?
Se trata de una situación en la que una o varias emociones no se están gestionando de una manera adecuada. Los principales síntomas de que un niño está pasando por una etapa como esta son: cambios de humor, hostilidad, pasotismo, desinterés, violencia, llamadas de atención, cambios de apetito y cambios en los hábitos de sueño.