La asertividad nos permite poner límites de manera adecuada, aprender a decir que no, nos proporciona relaciones interpersonales transparentes y saludables, pero sobre todo nos permite desarrollar una adecuada autoestima al priorizar nuestras necesidades antes que los deseos ajenos.

A menudo me encuentro en consulta con pacientes que llegan totalmente agotados, cansados de complacer a otros y sin parar a complacerse a sí mismos o a priorizarse un poco desde hace años. También me encuentro mucho el caso contrario: personas que se sienten solas porque la gente se distancia de ellas por tener una comunicación agresiva sin tener en cuenta las emociones ajenas.

Aprender a relajarse es fundamental en el mundo de las emociones. La relajación cuenta con varios beneficios como pueden ser los siguientes:

– Autorregulación: gestionar una emoción implica saber escucharla pero no dejarnos dominar por ella, en este sentido, la relajación cumple un papel importante porque nos ayuda a reducir la intensidad de nuestras emociones de manera consciente y adecuada.

– Desarrollo de la inteligencia emocional: la relajación permite que seamos conscientes de nuestras emociones para que se conviertan en un recurso y dejen de ser un lastre.

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Los heurísticos son atajos de la mente, que nos pueden llevar a juicios incorrectos, cuando esto es así se producen los sesgos cognitivos, es decir, errores del pensamiento, prejuicios y pensamientos ilógicos. Se trata de una desviación en el procesamiento de nuestra percepción.

La función de los heurísticos es facilitarnos las conclusiones y la rapidez en la toma de decisiones. Nos permite filtrar lo importante de lo que no lo es, ya que para nuestro cerebro es imposible procesar toda la información que percibe.

El autoconcepto es lo que creemos sobre nosotros mismos. Es el conjunto de ideas que nos definen, tanto a nivel consciente como inconsciente. Por otro lado, la autoestima es el valor que le damos a aquello que creemos que somos, el valor que le damos a nuestro autoconcepto. Por ejemplo: yo puedo pensar que soy una persona analítica, y sacarle partido porque le doy valor a esa cualidad. Pero por el lado contrario, yo puedo pensar de mí que soy analítica y sin embargo, no darle valor porque pienso que esto me distancia de los demás o me aleja de ser más sociable. Otro ejemplo puede ser la sensibilidad: puedo darle valor a la sensibilidad y sacarle provecho sintiéndome a gusto con ella y crear un mundo interior muy enriquecido de emociones, utilizar la creatividad, el arte, etc. O por el lado contrario, puedo pensar que la sensibilidad me hace vulnerable y creerme menos que el resto por ello.

El título de este libro lo dice todo. Lo que está claro es que no nacemos aprendidos y a veces necesitamos algunas herramientas para sacarle partido a nuestras relaciones.

Actualmente el número de divorcios aumenta exponencialmente y las sesiones psicológicas dedicadas a los problemas de pareja son infinitas. Y la mayoría de las veces tienen fácil solución.

Este libro es muy especial para mí. Isabel Allende es mi escritora favorita, ya que pienso que tiene una mente prodigiosa en la que es capaz de expresar con total dulzura tragedias, así como potenciar los detalles más bellos de la vida y además captar la esencia de las personas.

En estas páginas posiblemente llores. Pero llorarás no solo de tristeza, sino también de esperanza y de plenitud. Isabel Allende se desnuda para narrar casi a tiempo real cómo transcurre la enfermedad de su hija Paula, que la lleva a la muerte. Escribe esta historia combinándola con su propia biografía en la que cuenta los duros años del exilio y su comienzo en la vida como escritora.