El triángulo dramático de Karpman es una dinámica de comportamiento disfuncional en la que existen 3 roles (perseguidor, salvador y víctima) que se van intercambiando entre las personas que participen en la relación (hermanos y padres, parejas, trabajadores, etc.) y que siempre generan un conflicto.

El salvador cuenta con las siguientes características:

  • Tiene una preocupación excesiva por los demás. En nuestra sociedad se puede interpretar como un espíritu caritativo, pero estamos realmente ante un mecanismo de defensa.
  • Piensa que si se sacrifica por los demás será una persona alabada y querida.
  • Como no suele transmitir sus necesidades y tampoco les da importancia, el salvador suele sentirse agobiado.
  • Se sienten responsables de la felicidad y el bienestar de los demás.
  • Tienen baja tolerancia a los conflictos, harán todo lo posible para evitarlos y que haya siempre paz. Prefieren sacrificarse antes de enfrentarse al conflicto.
  • Pueden tener un comportamiento camaleónico porque se adaptan a lo que quieren oír los demás.
  • Pueden parecer distantes y superficiales porque no llegan al fondo de los asuntos. Pueden llegar a tener relaciones de dependencia y les cuesta reconocer cuándo algo les hace infelices.
  • Pueden convertirse en encubridores pasivos al silenciarse ante comportamientos inadecuados de los demás.
  • Los salvadores también pueden sacar de apuros y solucionar los problemas de los demás, incluso se pueden echar la culpa del mal comportamiento de otros.
  • Lo que realmente busca el salvador es ser merecedor del cariño ajeno por ser bueno y afectuoso.
  • Ese afán de volcarse tanto en los demás tiene un componente compulsivo, su cariño se basa en el hecho de ser necesitado por lo que tiene relaciones de codependencia.
  • No considera a los demás como iguales, si no como incapaces y por eso les necesitan, se cumple la profecía autocumplida.
  • Cuando la relación se vuelve muy controladora, el salvador se basa en esa relación desigual paternalista porque no es capaz de llegar a la intimidad que exige una relación igualitaria.
  • Se sienten atraídos por los perseguidores, ya que ellos pueden expresar la ira, algo que los salvadores no se permiten