Las técnicas de relajación son muy saludables tanto para tu físico como para tu mente. Te recomiendo empezar a entrenar y tomártelo con calma sin agobios si los ejercicios no te salen a la perfección. El primer objetivo debe ser sacar el hábito de dedicar unos minutos para ti. Yo te recomiendo que cada día por lo menos dediques 15 minutos a la relajación, y a medida que tu capacidad aumente vas dedicando progresivamente más tiempo a tu relajación.Para comenzar vamos a aprender la respiración diafragmática, se trata de un ejercicio básico para aprender a autorregularte y como complemento también de otros ejercicios de relajación o meditación. También es un ejercicio muy potente para realizar en momentos de ansiedad cuando sentimos que nos falta el aire.Inspira por la nariz y lleva el aire a la zona baja de tu tripa, al diafragma. Te animo a poner la mano sobre la tripa y concentrarte en las sensaciones corporales cuando nos hinchamos y nos deshinchamos al respirar. Aguanta unos segundos y suelta el aire por la boca el máximo tiempo que puedas. Intenta que sea lo más natural posible, pero que el aire vaya de manera directa al diafragma.Al principio si no te sale puedes intentar hinchar tu tripa de manera consciente hasta que acabes asociándolo y realizándolo sin esfuerzo. Recuerda que llevamos el aire al diafragma, no al pecho, los hombros no se mueven cuando realizamos la respiración diafragmática.Si notas dificultades en este ejercicio no te preocupes, te animo simplemente a sentarte, cerrar los ojos y concentrarte en tu respiración normal y en las sensaciones corporales que te genera: nota cómo pasa el aire por tu nariz y por todo tu cuerpo, nota cómo se mueve, concéntrate en el sonido, en la temperatura del aire…Si te llegan pensamientos distractores no te preocupes, acéptalos, piensa que son como una nube que pasa, acéptalos y vuelve a concentrarte en lo que estás haciendo. Haz esto las veces que haga falta, pero no abandones el ejercicio porque te vengan pensamientos distractores, entrena en ese ejercicio de aceptar el pensamiento y volver a concentrarte en el aquí y el ahora. Conviértete en un observador de ti mismo y de tu mente. Detecta cuándo hay un pensamiento y en lugar de dejarte llevar por él, deja que pase concentrándote de nuevo en lo que estás haciendo.Otra metáfora que te puede ayudar es imaginar que tu mente es un río y que cada pensamiento que pasa es un tronco. En lugar de subirte a estos troncos, observa que están pasando ante tus ojos.Otro ejercicio que te recomiendo es la visualización. Imagina una escena que te tranquilice. Una playa en la que hayas estado, el campo, tu habitación, tu habitación de cuando eras pequeño, o incluso te puedes inventar ese espacio. Siéntate o túmbate y cierra los ojos imaginándote cada uno de los detalles de esa imagen mientras respiras. Incluso si tienes una preocupación concreta, puedes imaginarte esa escena que tanto te preocupa pero con el problema solucionado. Por ejemplo, imagina que llevas varios meses de baja y te preocupa el primer día de trabajo, puedes imaginarte toda tu jornada con todas esas situaciones temidas en positivo. Recuerda imaginar todos los detalles con todos tus sentidos, aunque se llame técnica de visualización, no hace referencia sólo a la vista.Recuerda hacer este tipo de ejercicios en un lugar tranquilo, que puedas estar solo, que no haya ruido, que sea un momento en el que no vayas con prisas y que puedas estar con una posición cómoda. Recuerda también atender a tus sensaciones corporales, si notas que estás tenso, haz unos estiramientos antes y relaja también tu rostro, tu frente y tu mandíbula sobre todo. Si lo prefieres puedes poner música relajante.Te recomiendo ver también mis vídeos sobre meditación guiada para continuar progresando en tu capacidad de relajación. Si quieres más información te animo a acceder a mi canal de Youtube para más técnicas y meditaciones guiadas.