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¿Sabes cómo gestionar el uso de pantallas en tus hijos? 

Estrategias que te ayudarán a gestionar el uso dispositivos electrónicos en niños/Cómo los contratos te pueden ayudar a gestionar el uso de dispositivos en niños. 

¿Te has preguntado alguna vez si estás gestionando de manera adecuada el uso de pantallas en tus hijos? Seguramente hayas oído hablar de los efectos negativos de que los pequeños abusen de las pantallas pero… siendo realistas, ¿podemos prescindir totalmente de ellas? 

En la era digital en la que vivimos, el uso excesivo de pantallas se ha convertido en una preocupación común para muchos padres. Aunque la tecnología puede ser una herramienta útil para el aprendizaje y el entretenimiento, su uso excesivo puede tener efectos negativos en la salud y el bienestar de los niños. 

Como cualquier herramienta, deben comenzar a dibujarse los límites que separan el buen del mal uso. Y, aunque la respuesta no es sencilla, la ciencia señala que determinados factores como la edad del niño, el contenido que consume, el momento del día en que interacciona con las pantallas, y el tiempo de uso son especialmente importantes. 

Como afirma la investigadora Domingues-Montanari en su artículo de (2016), en la actualidad, existe un consenso general sobre el impacto negativo del exceso de uso de pantallas digitales en los niños. A pesar de ello, números estudios nos indican que hasta dos tercios pasan más tiempo delante de pantallas del recomendable. 

Impacto negativo del uso de pantallas en niños. 

Diversas investigaciones revelan que los niños pequeños que pasan más tiempo delante de las pantallas, experimentan con más frecuencia que otros niños: 

Riesgos para la salud física: Mayor obesidad y riesgo cardiovascular hasta el punto de que, por ejemplo, ver la televisión entre 1 y 3 horas al día incrementa entre un 10-27% el riesgo de obesidad. Así como problemas oculares, incrementándose la miopía. 

Riesgos para la salud mental: Una mayor exposición a las pantallas en los niños está asociada a problemas de autocontrol, ansiedad, mayores niveles de depresión infantil, insatisfacción con la imagen corporal y mayor fracaso escolar. 

Cuando se exponen todos estos hallazgos sobre el uso de las pantallas a menudo se cae en el extremo de estigmatizar su uso general, pero lo verdaderamente necesario es que padres y cuidadores regulen su uso. 

En este sentido, la Asociación Americana de Pediatría y la Organización Mundial de Salud han elaborado una guía para padres con recomendaciones de uso de estos dispositivos digitales en función de la edad de los niños. Algunas de sus principales conclusiones son: 

  • Evitar el uso de pantallas digitales en niños menores de 18 a 24 meses (excepto videoconferencias). 
  • Para niños entre 18 y 24 meses, elegir sólo aplicaciones de calidad educativa y usar siempre en interacción con el adulto. Menos tiempo es siempre mejor. 
  • Para niños de 2 a 5 años limitar el uso de las pantallas a 1 hora al día, y siempre con programa educativos de calidad, recomendando que el adulto interaccione con ellos y les ayude a comprender el contenido.
  • Para niños mayores de 6 años, definir límites de tiempo claros.

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A continuación, proponemos estrategias que como padres os ayudarán a la hora de llevar a cabo estas recomendaciones y educar a los niños en el uso de pantallas: 

Estrategias para educar a los niños en el uso de pantallas: 

1. Establece normas claras: 

Antes de dejar a tu hijo tener su móvil, o permitirles el uso de pantallas, haz un listado de normas que favorezcan su autocontrol y aseguren un uso limitado. 

2. Escribe las normas en un contrato: 

Una forma efectiva de ayudar a los niños a gestionar su tiempo en pantalla es mediante el uso de contratos. Los contratos son acuerdos por escrito entre los padres y los niños que establecen normas claras y límites para el uso de dispositivos electrónicos. 

Los contratos pueden ayudar a los niños a entender que los dispositivos electrónicos son una responsabilidad. Al establecer las expectativas desde el principio, los niños tendrán una comprensión clara de lo que se espera de ellos y cuáles son las consecuencias si no cumplen con sus responsabilidades. 

Además, los contratos pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades de autorregulación y autocontrol. Al fomentar la responsabilidad y la independencia, los niños aprenden a tomar decisiones saludables y equilibradas en cuanto al uso de dispositivos electrónicos. 

Algunas recomendaciones para gestionar el uso de pantallas que puedes incluir en los contratos son: 

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1. Las tareas del cole y responsabilidades lo primero: 

Una norma de sentido común debería ser que el niño cumpla con sus tareas del cole y responsabilidades antes de ponerse a jugar con las pantallas. 

2. Tiempo y frecuencia de uso limitado: 

Establece un tiempo limitado de uso teniendo en cuenta que el tiempo offline siempre sea mayor que el tiempo online. Comienza ofreciendo un rato de juego un día a la semana, si el niño es capaz de dejarlo cuando se lo pides mostrando autocontrol, puedes progresivamente permitirle más tiempo de uso teniendo en cuenta que es conveniente que al menos dos días a la semana sean sin dispositivos. 

3. Si los padres piden que se deje, se deja: 

Si nuestro hijo no tiene el suficiente autocontrol para dejar de jugar con las pantallas cuando se lo pedimos, puede ser que los dispositivos le estén excitando y poniendo nervioso. Establece la norma de: “El próximo día no lo puedes usar si cuando te pido que lo dejes te pones nervioso o a gritar”. 

4. Ni para comer, ni para distraer. 

Los niños necesitan que les ayudemos a concentrarse para tener una atención plena. Ponerle el dispositivo para distraerle mientras come o le vestimos va a entorpecer el desarrollo de su capacidad de concentración. 

Sorprendentemente algunos padres que usan los móviles para distraer a sus hijos se extrañan cuando su hijo no se concentra en clase. 

Su cerebro, también necesita aburrirse y ratos de espera para desarrollar habilidades como la capacidad para tolerar la frustración o la creatividad que les resultarán muy útiles a lo largo de su vida. Ofrecer a tu hijo el dispositivo cada vez que tiene que esperar en un restaurante o hace un trayecto en coche, no le ayudará a desarrollar estas habilidades. 

5. Pasa tiempo de calidad con tus hijos sin tecnología: 

Crear espacios libres de tecnología, tanto para los padres como para los niños, facilitará que volváis a conectar en familia y con el mundo real. 

6. Ofréceles alternativas, permíteles que disfruten de la compañía de otros niños: 

Jugar con otros niños, sin pantallas, es mucho más enriquecedor para el cerebro de tus hijos. Organiza tiempo para que se divierta con otros niños con juegos en los que todos puedan participar y no estén presentes los dispositivos. 

7. Nada de pantallas por la noche: 

Si quieres ayudar a tus hijos a descansar y desarrollar una buena higiene del sueño evita que su cerebro se sobreexcite al estar expuestos a la luz azul que emiten las pantallas. Algunos estudios han encontrado que la luz azul emitida por este tipo de dispositivos tendría un efecto supresor sobre la liberación de melatonina endógena, lo que podría afectar a la regulación de los ritmos circadianos. Y un sueño de calidad es vital para un adecuado desarrollo cognitivo y emocional. Una buena alternativa que les ayudará a desarrollar su imaginación y creatividad es leerles un cuento. 

En resumen, las estrategias compartidas pueden ayudar a los padres a gestionar el uso de dispositivos con sus hijos de manera responsable y equilibrada. Al establecer reglas claras y límites, los niños pueden desarrollar habilidades de

autorregulación y autocontrol, lo que les permitirá tomar decisiones saludables en cuanto al uso de dispositivos electrónicos. Al trabajar juntos, padres e hijos pueden encontrar un equilibrio saludable y positivo en cuanto al uso de pantallas en el hogar. No obstante, si encuentras dificultades a la hora de poner en práctica estas recomendaciones, o el problema persiste, puedes consultar a un profesional de la psicología para que evalúe el caso y ofrezca una estrategia de intervención personalizada. 

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